Puntuación:
Aburrido largometraje de gánsteres donde el director Barry Levinson se limita a filmar con sosa corrección un farragoso guion de Nicolas Pileggi.
La particular relación de amistad y odio entre los mafiosos Vito Genovese y Frank Costello parece hecha para ser llevada al cine por Martin Scorsese. De hecho, The Alto Knights cuenta con algunos de los habituales en la carrera del director italoamericano: el actor Robert De Niro, en la piel de los dos gánsteres; Irwin Winkler, productor de Uno de los nuestros, y el guionista Nicolas Pileggi, responsable del libreto de Casino. Sin embargo, el puesto de realizador no lo ostenta el firmante de Malas calles, sino Barry Levinson, un artesano responsable de títulos tan variopintos como Rain Man, Sleepers o Esfera.

El cineasta ofrece un producto tan correcto como insípido que nunca consigue ir poco más allá de la ilustración plana. El largometraje cuenta con una recreación de los cincuenta y sesenta ejemplar, pero todo queda en un espectáculo vacío más propio de un telefilme de lujo que a una película para la gran pantalla.
Tampoco ayuda un guion poco acertado de Pileggi. El escritor nos cuenta la historia a través de las palabras de Frank Costello utilizando con demasiada frecuencia imágenes fijas para apoyar el discurso del mafioso y rellenar de manera un tanto simple los largos lapsos de la trama. Por otra parte, aparte de los famosos criminales, ningún personaje secundario aparece realmente perfilado, y el libreto se enmaraña en una hilera de nombres en la que el espectador se puede perder.

Por otra parte, no parece demasiado acertado que Robert De Niro asuma los dos papeles principales. El mítico actor acierta en su encarnación del más tranquilo Costello, pero fracasa como el violento Genovese, interpretado con las peores muecas histriónicas del intérprete estadounidense.
En definitiva, The Alto Knights es una aburrida película sobre mafiosos que podría haber sido grande con otro director más personal y un guion más pulido.
